10 marzo, 2008

Otra leve incursión en la Vía de la Plata

El viernes por la tarde, tuve la suerte de recibir a dos bicigrinos naturales de la ciudad del oro (Ourense). Lo fui a recibir a la estación de Santa Justa, y desde allí nos marchamos al centro de la cuidad para dar una vuelta y tuvieran la posibilidad de conocer algo de Sevilla.
Los dos se llaman Marcos, y los dos son informáticos, y son amigos desde la infancia. Y este año tendrán algo más en común, es haber realizado la Vía de la Plata.

Después de dar una vuelta por el barrio de Santa Cruz y tomar una cerveza en Las Teresas, nos dirigimos hacia la Catedral, vista impresionante de la Giralda, y entramos en la capilla Real, la cual estaba sola, ni un guardia de seguridad ni un sacerdote. Nos acercamos a la Plaza del Salvador, y vimos la iglesia, que está recién restaurada. Aquí los bicigrinos orensanos, pudieron ver un paso de palio, es decir, de Virgen, montado como para la salida a falta de flores. Y vieron el paso del Señor de Pasión con su magnífica orfebrería. Dejamos el Salvador, y nos marchamos a la bodeguita Morales, a tomar unos vinos y tapas. Luego un paseo por Mateos Gago y una cerveza en un bar cofrade.

Me despedí de ellos hasta la 9 de la mañana del sábado.

El sábado a las 9 de la mañana llegué a la Catedral, y espere unos minutos que llegaran los Marcos. Cuando llegaron nos hicimos las fotos de rigor y entraron a visitar la Catedral, la cual les encantó. Después fotografía en el kilómetro cero de la Vía de la Plata, y dirección hacia la Maestranza, donde posaron en la puerta del Príncipe.
Seguidamente cruzamos el puente de Triana o Isabel II y nos dirigimos por la calle Castilla hasta la zona de la Expo, para transitar por delante del Edificio Torre Triana y salida hacia Camas. Foto oficial del cruce del primer río, el Gualdalquivir, que recuerdos me trae esa imagen. Yo no había vuelto a pasar por allí desde el día 2 de Septiembre.
Ya tomamos el camino con dirección a Santiponce, donde paramos en las Ruinas de Italica, allí visitaron someramente las ruinas romanas. Allí me enteré que Salvador, un bicigrino que conocimos cuando nos visitó Tomas en Mayo, había realizado sin novedad su Vía de la Plata.

Ya salimos hacia el camino de Emasesa, y donde está el famoso charco, nos despedimos.
Ultreia et Suseia, fue la últimas palabras que cruzaron los bicigrinos de la cuidad del oro conmigo. Cierta tristeza me acompañó hasta la vuelta a Sevilla.
Buen camino amigos.